Guanapio Adelfa Bécquer (Bécquer) nació el 17 de febrero de 1836 en el planeta <<Poete>>, del universo paralelo de <<Lelandia>>. Es la versión "lélica" de Gustavo Adolfo Bécquer, de la Tierra.
Con -7.3 años, cuando se hallaba jugando un día por la mañana, unos extraños seres provenientes de <<Marto>>, la copia barata del planeta Marte de nuestra Vía Láctea, lo raptaron y lo metieron en una ambigua nave voladora. Tras tres horas bailando la polka, aquellos sujetos desconocidos iluminaron a Bécquer con una potente luz blanca. Bécquer despertó dos meses y medio después en un planeta desconocido.
Estaba lejos de su casa -obviamente-.
En aquel planeta, Bécquer tenía unos 24 años y una apariencia de hombre adulto para los habitantes que lo poblaban. Guanapio estaba confundido y desorientado, y, sin saber ni cómo ni por qué, se encontraba en medio de una ciudad vestido de periódico gigante.
En busca de respuestas, Bécquer fue vagando de un lado a otro de la ciudad, preguntando a cada persona que se cruzaba con él quién era y dónde estaba -casualidad era que hablaran el mismo idioma siendo de planetas distintos-.
No las obtuvo.
Desesperado, Bécquer escapó a un gran bosque cercano, lugar en el que se pasó meditando cincuenta años.
(Es mentira, se había echado una siestecilla).
(De cincuenta años).
(Pero una siestecilla).
En su sueño de cincuenta años, el espíritu del futuro maestro espiritual Ricky Martin se le apareció. Durante esos cincuenta años, Ricky le estuvo mostrando la realidad que lo rodeaba: unas malvadas criaturas llamadas "los Teletubbies" lo habían secuestrado años atrás, le habían tomado sus conocimientos del universo mediante el baile de la polka de tres horas y lo habían enviado a la Tierra, en la Vía Láctea, en otra galaxia y otro universo, para estudiar la adaptación de un poetiano (habitante de Poete) a un universo distinto al suyo. Además, le transmitió que aquella época no era la suya, y que debía haber vivido algo antes.
Así, al despertar, había viajado atrás en el tiempo. De este modo, Ricky Martin había enviado a Bécquer a España, al año terrestre 1610, en el que tenía lugar una importante disputa artística.
Después de esto, Ricky Martin le dio a Guanapio el comunicador Pokémon para poder estar en contacto en todo momento y se despidió. Al instante, Ricky llamó a Guanapio, pues se había olvidado de decirle que la rivalidad que en esa época se producía se daba entre dos famosos: Francisco de Quevedo y Luis de Góngora, y que él había sido destinado al año 1610 para poner paz entre esos dos autores. También le dio una Pokédex para registrarlos en ella.
Como le pillaba de paso para ir al Carrefour a por magdalenas, Ricky organizó una improvisada y encubierta reunión entre Quevedo, Góngora y nuestro protagonista, y lo depositó allí, avisándole de que tendría que usar el lenguaje poético de su planeta.
Ya en la caseta donde se había fijado la reunión, con Quevedo y Bécquer recién llegados y Góngora al caer, los dos presentes se presentaron.
Bécquer Es usted Luis de Góngora, ¿verdad?
Espero no equivocarme, pues no quiero faltar.
Quevedo Pero ¿¡cómo osa!?
¿Acaso me ve cara de esa... cosa?
Bécquer ¡Perdone, perdone!,
arrepentido me hallo.
De veras, estoy triste.
Discúlpeme, que, si no, me rallo.
Quevedo No sé qué significa esa expresión,
mas lo perdonaré, aunque sea sin compasión.
En esto, llegó Góngora a la construcción y, al abrir la puerta y ver a Quevedo, su rival, comenzó a despotricar:
Góngora ¡En menuda trama me han metido!
¡Resulta que me han engañado,
y ahora, por ver la cara de mi enemigo,
pasaré toda la tarde horrorizado!
A este comentario, ofendido, contestó Quevedo:
Quevedo ¿Y fue a hablar de horrores
el hombre que tiene en su cara,
treinta veces aumentada,
a la que percibe los olores?
Bécquer se mantuvo ajeno a todo aquello, pues la pelea le parecía graciosa. Por su parte, Góngora, enojado, lanzó un contraataque:
Góngora Métase usted con mi nariz,
que yo me meteré con su fama,
pues ¿acaso no gira en torno a mí,
si no hace más que criticarme con desgana?
Quevedo Le juro y le perjuro que me gustaría oírlo,
pero hay una pirámide en mitad de su faz
que tiene por misión prohibirlo.
Góngora, ahora enfadado "de verdad", se preparó para liarse a puñetazos con Quevedo.
Góngora ¡A ver si voy a tener que bajarte los humos!
Que al final te daré un puñetazo,
¡y verás tú qué oportuno!
Bécquer, que vio que la cosa se estaba poniendo sería, intervino:
Bécquer Vamos a ver, señores,
esto se arregla así:
o hacéis ahora las paces,
u os golpeo justo aquí -dijo, señalando una zona comprometida.
Quevedo y Góngora, aterrorizados, hicieron las paces. Bécquer invocó a Ricky Martin mediante el comunicador Pokémon e hizo que agregara a los dos autores a sus contactos. Después de esto, los registró en la Pokédex.
Cuando la reunión se disolvió, Ricky Martin dio por finalizada la disputa y, viendo que Guanapio había hecho un buen trabajo, lo envió de vuelta al año en que antes se encontraba.
Sí, había ocurrido justo lo que todos estabais pensando: Guanapio Adelfa Bécquer se había pasado toda su aventura con Quevedo y Góngora vestido de periódico gigante.
***
-Carta de Quevedo a Góngora-
Querido y narigudo enemigo: no pienso dedicarte ni un solo verso en esta carta porque tu incompetencia no lo merece. Quiero que sepas que no he hecho las paces contigo sino de manera ficticia y que voy a seguir metiéndome contigo hasta la muerte.
-Respuesta de Góngora a Quevedo-
Pero yo te amaba.
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